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lunes, 6 de septiembre de 2010

De Él viene mi socorro

¿Qué hacer con nuestros problemas? Cuando surge una dificultad, ¿nuestro primer impulso es acudir al Señor y decirle: Señor, tengo un problema y te lo traigo a ti?
Primeramente corremos a todas partes en busca de ayuda; dejamos al Señor a un lado y nuestra confianza no esta en él.
La Palabra dice: 
“Esperad en él en todo tiempo” (Salmo 62:8)
Esto debemos hacerlo tanto cuando el cielo está sereno como cuando ruge la tempestad.
Dios nos habla. Quizá nos envía una circunstancia difícil porque hemos caído en un estado de sueño espiritual en el que Dios no tiene lugar en nuestra alma. Él quiere despertarnos.
Cuando uno confía en Dios, no se desespera; ora y aguarda en silencio que él le muestre lo que debe o no debe hacer.
Dios sabe quiénes confían en él, pues sus ojos “contemplan toda la tierra” (2 Crónicas16:9). La expresión “los ojos del Señor” corresponde al perfecto conocimiento que Dios tiene de todo lo que ocurre en cada instante en mi corazón y del lector.
¡Quiera Dios que podamos confiar en él para todo y en todo tiempo! Si pasamos por una prueba, acudamos inmediatamente a nuestro buen Dios y Padre. Él nos ama y desea ayudarnos. Si nos hallamos en una situación inextricable, de la cual no sabemos cómo salir, levantemos los ojos hacia nuestro Dios; de él viene el socorro.
"Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre."
Salmos 121:1-8

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