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miércoles, 17 de noviembre de 2010

El enojo, los celos y la envidia

Dice en 1 Samuel 18:6-8
Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música.
Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían:
Saúl hirió a sus miles,
Y David a sus diez miles.
Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.
La victoria de David contra Goliat se produjo como resultado de la fe del joven hacia Dios. Pronto corrió por Israel la noticia de que un chico llamado David había derrotado en batalla a un gigante de nombre Goliat.

El júbilo del pueblo de Israel fue tal que cantaban y danzaban. Esto motivó el enojo del rey Saúl, quien no había tenido la valentía para enfrentar al gigante que amenazaba su ejército.

Además, los celos fueron consumiendo a Saúl. El rey veía que la figura de David era más admirada por el pueblo que la suya y comenzó a tener envidia del joven.

No dejes que el enojo, los celos o la envidia se enseñoreen de tu mente. Pídele a Dios que moldee tu carácter para que donde haya ira Él ponga paz. El Espíritu Santo puede cambiar los celos por gozo y la envidia en acción de gracias. Pero tu corazón debe estar predispuesto. ¿Lo está?

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