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lunes, 13 de septiembre de 2010

Yo soy...

Las afirmaciones son palabras de vida, amor y sabiduría. Son verdades que están arraigadas de la presencia de Dios en la vida de cada persona. En Éxodo 3:14 está escrito:
“Yo soy el que soy”.
Con esta expresión verbal, Dios quería demostrarle a Moisés que era mucho más que solamente una voz retumbante. Esa palabra estaba cargada de poder. Esta es una ley espiritual que rige en el mundo. Es decir, cualquier palabras que decimos tiene un poder que puede desatar una bendición o una maldición.

Si afirmamos  “Yo soy  un hijo  de Dios” tenemos vida divina en expresión. Cada célula de mi cuerpo despierta a esta verdad. Al unirme al Espíritu de Dios en mí, todo mi cuerpo responde con nuevo vigor. Yo soy amor divino en expresión. Creo un vínculo sagrado con los demás. El amor unifica mis relaciones personales y evoca respeto y aprecio mutuo. 

Así también soy sabiduría divina en expresión. Estoy alerta y siento confianza donde quiera que estoy y en todo lo que hago. La presencia de Dios en nuestras palabras tiene poder para sanar, crear y renuevar. Aprovecha este poder que Dios nos dio proclama lo que tú eres:
  • Yo soy un hijo de Dios
  • Yo soy sano en el nombre de Jesús
  • Yo soy libre de toda maldición
  • Yo soy perdonado por Cristo Jesús
  • Yo soy todo lo que Dios quiere que sea.

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