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viernes, 22 de octubre de 2010

Fortaleza mía

La palabra de Dios dice en 2 Samuel 22:2  
"Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;"

Dios es mi fortaleza espiritual, el poder que apoya el desenvolvimiento de mi vida, la fuerza que eleva mi espíritu, mente y cuerpo. Soy llamado a ir más allá de los parámetros que me he fijado según llevo a cabo mi propósito con la revelación del Espiritu Santo.

Jehová es mi fortaleza espiritual cada vez que hago algo nuevo, ya  sea que comience un programa de ejercicios o un negocio, digo una oración antes de comenzar cualquier actividad pidiendo que el Espiritu Santo que nos dejo Jesus es mi ayudador me guie.

Tal como lo hace el águila, me remonto; dejando ir el temor y las limitaciones y haciendo uso de la fortaleza y las habilidades que Dios me ha dado. ¡Pongo mi fe en Dios y mi espíritu logra nuevas alturas!

lunes, 6 de septiembre de 2010

De Él viene mi socorro

¿Qué hacer con nuestros problemas? Cuando surge una dificultad, ¿nuestro primer impulso es acudir al Señor y decirle: Señor, tengo un problema y te lo traigo a ti?
Primeramente corremos a todas partes en busca de ayuda; dejamos al Señor a un lado y nuestra confianza no esta en él.
La Palabra dice: 
“Esperad en él en todo tiempo” (Salmo 62:8)
Esto debemos hacerlo tanto cuando el cielo está sereno como cuando ruge la tempestad.
Dios nos habla. Quizá nos envía una circunstancia difícil porque hemos caído en un estado de sueño espiritual en el que Dios no tiene lugar en nuestra alma. Él quiere despertarnos.
Cuando uno confía en Dios, no se desespera; ora y aguarda en silencio que él le muestre lo que debe o no debe hacer.
Dios sabe quiénes confían en él, pues sus ojos “contemplan toda la tierra” (2 Crónicas16:9). La expresión “los ojos del Señor” corresponde al perfecto conocimiento que Dios tiene de todo lo que ocurre en cada instante en mi corazón y del lector.
¡Quiera Dios que podamos confiar en él para todo y en todo tiempo! Si pasamos por una prueba, acudamos inmediatamente a nuestro buen Dios y Padre. Él nos ama y desea ayudarnos. Si nos hallamos en una situación inextricable, de la cual no sabemos cómo salir, levantemos los ojos hacia nuestro Dios; de él viene el socorro.
"Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre."
Salmos 121:1-8

lunes, 14 de junio de 2010

CUANDO NOS DUELE

La palabra de Dios dice en 1 Corintios 10:13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”

De una manera u otra, todos sentimos dolor. Toda persona en la Tierra lleva su propia carga de dolor.

Cuando uno está profundamente dolido, ninguna persona en la Tierra puede apagar los temores internos ni las más profundas agonías. Ni el mejor amigo puede entender la batalla que uno está pasando o las heridas infringidas.

¿Existe algún bálsamo para un corazón quebrantado? ¿Hay sanidad para aquellas profundas heridas internas? ¿Se pueden juntar los pedazos y hacer que el corazón sea aun más fuerte?

¡Sí! ¡Absolutamente sí! Dios todo lo puede y está comprometido y atado a su propia palabra para ayudarle a sus hijos a levantarse. Él es un Dios bueno que si nos hace pasar por pruebas es para que nos fortalezcamos