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miércoles, 20 de octubre de 2010

Suelo fértil

"Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas."
Isaías 30:23
Cuando reconozco que soy pecador y me arrepiento genuinamente de mis malos actos, mi mente y corazón se convierten en suelo fértil para la lluvia de Dios. Al descansar en el silencio, abro mi conciencia a las verdades de Dios, las cuales me ayudan a llevar una vida de victoria.

Del mismo modo en se siembra una semilla, con fe en que dará frutos, la Palabra de Dios es como esa semilla que más pronto que tarde florecerá en nuestras vidas. A esta semilla la alimento con sabiduría, fe, y entusiasmo; las nutro con mis acciones e interacciones guiadas por el Espiritu Santo.

De esta manera veré el propósito de Dios cumplirse en mi vida y su bendición que no añade tristeza será materializada en mi día a día.

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