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jueves, 25 de noviembre de 2010

Nacidos de Dios

En 1Juan 3:9 está escrito: 
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”
Cuando el hombre pecó en Edén se separó de Dios y aunque fue creado a imagen y semejanza de su Creador, continúo viviendo pero distanciado de Él.

Sin embargo, con la venida de Cristo, su muerte y su resurrección, el ser humano vuelve a acceder a la presencia de Dios por cuenta propia. Quien le acepta a Cristo, su obra redentora y decide servirle a Dios, este ha nacido de nuevo.

Nacer de nuevo es entender que el ser humano fue creado con ADN divino y que en nuestra sangre está la ingeniería creativa de Dios. Dice en 1 Juan 3:9 que la simiente de Dios, es decir, su esperma divino, permanece en nosotros.

Por esta razón, al nacer de nuevo nuestra cosmovisión cambia y se transforma a la cosmovisión de Dios. Quien ha nacido de nuevo decide alejarse del pecado, porque a Dios no le agrada el pecado.

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